miércoles, 18 de enero de 2012

Tanto tiempo...

Hace tanto tiempo... tanto tiempo sin escribir. Tanto que me cuesta empezar a soltar mis dedos, dejarlos libres para que se deslicen con vida propia por el teclado del portátil impregnando este blogg con mi ser.

Me he detenido a mirar cosas de este último año: fotos, mensajes, recuerdos,... Y, cómo no, la melancolía me ha embargado. No creo que la melancolía sea algo malo, simplemente de vez en cuando necesitamos pararnos a suspirar por todo lo que ha pasado.

Un año ya, tantas cosas han pasado... Una relación rota, un diploma conseguido, un verano intenso de trabajo en el hospital... y otra "relación" frustrante y llena de altibajos que llegaron a destrozarme personalmente. Pero aquí estoy otra vez, levantándome y resurgiendo de mis cenizas. Como diría Emmett Honeycutt "Mi llama vuelve a resplandecer", o algo parecido. Aun que hay ocasiones en las que no se puede evitar que nuestra llama fluctúe. No voy a hablar de relaciones, porque últimamente parece ser que no son mi fuerte. Solía pensar en el amor eterno, y de verdad que creo en ello; qué mejor objetivo que el amar a otra persona con toda la fuerza de tu alma. El problema es que por muy positivo que sea, ¿cuántas desilusiones aguanta una persona antes de derrumbarse para siempre? Esperemos que muchas. Nunca dejaré de luchar por encontrar a ese alguien que detenga mi vida con solo una sonrisa, aun que el camino parece no ser muy fácil. Creo que el problema reside en mi, pero no es algo que pueda solucionar escribiendo cuatro chorradas.

Ha pasado tanto tiempo... el tiempo pasa tan deprisa. Sin darnos cuenta ya es mañana y todo lo que hemos planeado no ha servido de nada. Pero, ¿qué nos queda?... todos aquellos que han pasado ese tiempo junto a nosotros... que por muy deprisa que haya pasado se han mantenido a nuestro lado, ofreciéndonos la mano cuando necesitábamos levantarnos, susurrándonos palabras de ánimo cuando nos quedábamos atrás cansados de luchar. Se nuestros amigos del alma es de quien nos acordamos... los que todavía siguen ahí, protegiéndonos y ayudándonos. Porque, muchos hombres pasaran por mi vida antes de encontrar a mi media naranja, pero amigos de verdad solo hay unos pocos.

Gracias, chicos, por aguantar todas mis penas y mis quebraderos de cabeza. Gracias, porque vosotros sois mi familia.