Llevo muchísimo sin escribir en el blogg. Sinceramente no se
la razón, puede ser simplemente que lo he dejado de lado, que no tenía por qué
escribir o que ya no sentía esa necesidad. No es que haya dejado de escribir
literalmente, puesto que si algo lo he tenido que plasmar en papel (o en
pantalla como es el caso) lo he escrito y enviado a la persona a la que iba
destinado. Pero hoy… hoy he sentido la necesidad de dejar a mi corazón y mi
alma hablar.
Si estoy escribiendo esto es por una persona en concreto que
ha despertado esa energía necesaria para hacerlo en mí. Estaba esta tarde
reuniendo fotos de nuestros momentos juntos, escuchando música romántica y todo
se ha mezclado dejándome un sentimiento de completa felicidad. Mirando cada una
de las fotos en las que sales, fijándome en esos preciosos ojos que me miran
como solo tú sabes hacerlo, en esa preciosa sonrisa que pocas veces te consigo
sacar me he dado cuenta de todo lo que tengo guardado en mí.
Cómo es posible que no me haya dado cuenta de lo maravilloso
que eras hasta que volví a verte ese día que los dos sabemos, todo el torrente
de sentimientos que se despertaron luchando por salir a flor de piel. Todavía
al acordarme del momento en que algo en mi interior hizo “clack” y resolvió
todas las dudas siento que el vello se me eriza, que el sentimiento me llena.
Pobres palabras que no pueden dar los matices necesarios a
estos sentimientos, pobres expresiones que no hacen justicia a la realidad. Te
amo se queda corto, es vulgar en comparación a lo que siento.
Va pasando el tiempo y cada gesto se me graba en la mente,
el roce de tu piel, el calor de tus labios, la intensidad de tu mirada. Es
impresionante como con tu sola mirada haces que mi corazón grite y jadee, que
mi alma tiemble al rozarte.
Estoy tan seguro de lo que siento, es tan… sincero, tan
real. No me da miedo, me hace feliz me hace ser único y especial. Puedo dudar
de cualquier cosa, del trabajo, de las personas, del tiempo,… que de lo que
estoy realmente seguro es que pasaré el resto de mi vida contigo. Lo tengo tan
claro que he vuelto a creer en aquello que llaman “destino”.
Miro al futuro y en el centro estás tú… Tú. Tú en Madrid, tú
en cualquier ciudad, tú en un coche, tú en la calle, tú en una casa, en un
piso, en un sofá, en un sillón… siempre tú. Pasar el resto de mi vida a tu
lado, eso es la verdadera felicidad, no necesito más, solo tú. Tumbarme a tu
lado, en tu pecho, al abrigo de tus brazos y dejar que lo demás deje de ser
importante. Tumbarme a tu lado y mirar esos preciosos ojos tuyos, tan
profundos, tan llenos de amor. Perderme en ellos y no salir jamás.
Feliz, soy plenamente feliz gracias a ti.